Que no se respire miseria el puchero de este compositor.
En muchas ocasiones cuando tengo que componer música para niños, para un colegio o una actividad similar utilizo la técnica del puchero.
Es un espacio donde cabe todo. Como buen puchero, al cocinarse ha de hacerse a fuego lento pero con un poquito de sal, aceite, y alguna especia dependiendo el público a tratar, obtendremos un producto que alimente, que esté rico, y sobre todo que haya para todos. Que no se respire miseria el puchero de este compositor.
Como lo hacemos? Muy sencillo porque para la creación musical todo vale. O casi todo: sonidos, palabras, conceptos, movimientos, historias, su historia, colores, risas, sensaciones, el ambiente, saber manejar las emociones con una buena combinación de acordes, y moverlo todo con diferentes rítmicas, miradas, perspectivas, luchas, éxitos fracasados y derrotas triunfales. Y si no conseguimos casar los elementos dejamos que el caos se convierta en nuestro principal objetivo.
Después le doy vueltas y vueltas y siempre mantengo el fuego encendido. No vaya a ser que se presente alguien más a comer.
Esta técnica funciona muchas veces, pero si además tienes un público tan maravilloso como los niños y unos profes que traten todo el tiempo y aportar lo mejor de sí mismos, la ecuación funciona siempre bien.
Esto ocurrió el otro día en el colegio de Santa Engracia, en los colorines. Badajoz.
Nuestro amigo Pablo Falero alias “desbrozadora” nos contó un poco la idea de ir a llevarles un poquito de música y alegria a los niños. Rápidamente conté con Montse para que me ayudara. Es un verdadero lujo, un regalo!…Seguidamente Silvia, profe del colegio, me pasó algunas ideas de lo que estaban viendo y viviendo en el colegio. Con ello creé una pequeña pieza. Ese vestido sonoro les está sentado muy bien. Y a mí más.
¿Tal vez se convierta en el himno del colegio?. No sé cuál será el futuro de esta pieza tan sencilla, pero sí sé que en su presente ha cumplido su objetivo.
Agradecido.
David