La alegría de los niños, un bálsamo para mantenerse en el Centro.
Coordinación, luces, sonido, guión, actores, equipo de apoyo, voluntarios, video, estrategias varias, decoración, café, roscón de reyes y también algo de música. Todo eso para apoyar y sostener esa perspectiva cuasi mágica que nos conecta, aunque sea durante unos instantes, con nuestro ser real. Con la esperanza de que los niños se mantengan en ese estado de creer que, con un poquito de esfuerzo, casi todo es posible....que para eso están sus majestades, los reyes magos de oriente, como principales aliados de su universo...al menos durante estos días.
La Casa de la Cultura Luis Landero, con todo su personal relacionado (del cual formo parte) me pareciera un barco portador de sueños y su tripulación, marineros y marineras que tratan de navegar en un mar que pocas veces está en calma.
Por la mañana del día 4 me desperté con un motivo musical para una canción infantil para apoyar las diferentes entrevistas de los niños del pueblo con los reyes magos. Antes, había trabajado una pequeña fanfarria para darle la majestuosidad correspondiente a la entrada sus majestades. Ver cómo los niños se impresionaban con la entrada me llenaba el corazón. Claro, todo es apoyado por la excelente ambientación creada por mis compañeros.
Durante una de las actuaciones me quedé un poco en blanco porque no me sabía muy bien la letra, ya que apenas tenía 24 horas que la había asentado. Me puse un poco nervioso cual principiante. Mas el buen ambiente, las risas, charlar con los compañeros, los mensajes de Montse preguntando cómo iba mi papel de paje del rey Baltasar y tanta amistad hizo que esa cicatriz de guerra que tenemos algunos artistas sobre el miedo al escenario su pusiera en un plano muy lejano, casi superficial. Podía todo lo demás mucho más.
Así que una vez más aprendiendo mientras aportamos y guardamos la esperanza de que habremos hecho felices (pero de verdad) durante unos presentes a un grupo importante de personas.
Que tengas un buen día,
David
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